9/15/2024

Teatro Martí II. A propósito de una crítica al azar. (15)


Acabo de leer una crítica-reseña del cine y el teatro musical cubano, y suscribo la referencia de la añeja Fotogramas para el propio texto: “El conjunto es algo indefinido pero posee el encanto de los productos hechos con entusiasmo”. 

Tal vez por desconocimiento porque hay pocas referencias o porque no volvieron a tener el brillo de otrora pero no se reconoce que en los setentas y a pesar de lo gris del decenio, varias obras musicales subieron a escena en el Teatro Martí. La sede, heredero natural del Alhambra, tomó la debida distancia de su “predecesora” pero mantuvo sainetes, bufos e incorporó al gusto popular la zarzuela criolla: Amalia Batista, María Belén Chacón, Rosa La China, y la más conocida de todas, Cecilia Valdés, alternaban en cartelera con operetas y otras perlas del género chico. 


                                                   

Teatro Martí después de su restauración 
                                         


Con el cambio de sistema político pasaron a representarse obras con otras temáticas pero el elemento musical y las coreografías se mantuvieron. Era la tradición del Teatro Martí, desde su abertura en 1881 y no consiguieron cercenar su esencia. El director musical seguía siendo el maestro Rodrigo Prats, un genio musical capaz de trabajar horas interminables con un intérprete hasta lograr la excelencia de una pieza. En realidad a quién o a quienes molestaba un poco de canto y baile? Los clásicos no cuestionaban el presente. 

Por entre los títulos - no al azar sino por las fotografías que conservo - debo mencionar “Zafra”, en la que participó ya muy anciana la inolvidable Candida Quintana, “Nueva en esta casa”, “Estampas cubanas”, más una vez varias selecciones de zarzuelas y alguna que otra opereta. Incluso largas temporadas con ”La Chacota“ de Nicolás Dorr, dirigida por su hermano Nelson Dorr, la cual en segunda y tercera versión incluía varias melodías, y hasta “La pérgola de las flores”, exitosa obra de la dramaturga chilena Isadora Aguirre, dirigida por Humberto Arenal, escritor, guionista, dramaturgo, periodista, un intelectual de primera línea, quién en su momento sufriera de incomprensión y quintas columnas. Estas obras entre otras, gozaron de lleno total noche tras noche al punto de que sus protagonistas tuvieron que ser doblados. El personaje de la Carmela, por ejemplo, sería alternado entre María Teresa Tolón y Adelaida Raymat. Recuerdo fragmentos completos y estribillos de aquellas canciones de tantas veces que asistí a ensayos y representaciones, por eso puedo afirmar que no fueron apenas las piezas de Eduardo Robreño o Enrique Nuñez Rodríguez, como he leído por ahí en las casi siempre incompletas monografías. En la época en que ayudé a mi madre a mecanografiar su Currículum Vitae para la tristemente célebre, “Evaluación de Artistas”, estos y otros títulos remontaron vuelo en mi memoria.


                                           

El palco de mi infancia. Recuerdo las cortinas en rojo vino y la varanda no era en hierro forjado, era un balconcito de madera.
                                                      


Así pues, en la transición-fusión-transformación del grupo Jorge Anckermann en Teatro Popular Latinoamericano, el Martí sobreviviría a duras penas con obras musicales y la constancia de un público fiel al teatro de las cien puertas, como también era conocido. 


Nada apaga el dolor del quinquenio gris pero no puedo aceptar que se diga que no existió lo que yo misma viví en mis tiernos años aunque fuera en un único espacio, con un puñado de obras. De lo contrario, sería apagar una parte del trabajo de algunos creadores y también el de mi propia madre, la soprano lírica y actriz - en ese orden - María Teresa Tolón.


De cierta manera el Teatro Martí, fue un refugio para los artistas al amparo de lo que ocurría en el diezmo de la Parametración, allí te encontrabas desde Candita Quintana, Xenia Marabal, hasta Adolfo Llauradó, Rosendo Lamadriz, Miguel Benavides, Pedro Pablo Astorga, Alicia Bustamante u Omar Valdés, entre otros.

Todo lo que cuento no lo he leído en libros, insisto, lo viví, forma parte de la historia teatral cubana aunque no esté debidamente documentada. No era Teatro Experimental, no representaba la nueva estética ni los nuevos contenidos, no sufrió la purga abiertamente y pasó sin penas ni glorias por un cierre forzoso debido al deterioro de la joya arquitectónica. 


Recuerdo que en mis correrías por el teatro me era prohibido subir al gallinero porque ya tenía peligro de derrumbe. Sin embargo, las primeras lecturas de libretos y algunos cursos inolvidables fueron impartidos en los salones de ensayo de la segunda planta: Nota especial para el taller de Ramiro Guerra y Lorna Burdsall, el cual no he visto referenciado en parte alguna a pesar de su importancia. Claro que para un coreógrafo de su talla - el Fernando Ortiz de la Danza Contemporánea Cubana - lo realizado en aquellos años turbulentos de angustias y traiciones a nuestro arte, no marcaron un hito en su trayectoria, él mismo por aquella época estaba siendo parametrado. 


                                         

Techo y gallinero en Dragones y Zulueta


Vuelvo al texto que me ha provocado este recuento y es que además del teatro musical, el crítico hace referencia a los “negrometrajes” - debo subrayar que es despectivo e irrespetuoso, fruto del desdén de la fauna de pasillo y no el objeto de una categoría - me ha incomodado mucho verlo acotado de manera natural sin la correspondiente crítica o salvedad. 

Cuál no sería mi espanto al encontrar el término festinadamente en otras plataformas. Los títulos que menciona el crítico en su reseña, no corresponden a “diversos” directores sino a un único director, Sergio Giral (1937-2024), era Giral quién mayoritariamente hacía cine con actores y temáticas afrocubanas. Nadie más, a no ser la excepción de la saudosa Sara Gómez, fallecida tan prematuramente. Por tanto, “La ultima cena”, de Tomás Gutiérrez Alea, no es un “negrometraje”, incluso si la sinopsis es ambientada en la época colonial y tenga como co-protagonistas a personajes de hombres que fueron esclavizados. 


Y No, “La Bella de la Alhambra”, NO es un musical. En su momento se discutió mucho sobre el género de este filme excepcional en la filmografía insular. La Bella es un drama que tiene como paño de fondo o acción primaria el escenario de un teatro musical donde por supuesto hay mucha música y coreografías, pero es una historia con una gran dimensión dramática y no se circunscribe al género en cuestión. La Bella puede ser incluso hasta un melodrama pero - al menos desde mi perspectiva - no entra en la categoría de filme musical, a secas, a pesar de las logradas secuencias con canto y baile. Cuentan los técnicos que trabajaron en la película que la primera secuencia filmada fue la escena en que Rachel, magistralmente interpretada por Beatriz Valdés - beldad y talento - canta en el teatro por vez primera. Al finalizar, todo el equipo técnico arrancó a aplaudir. Eso lo dice todo! No estaban asistiendo a la secuencia de un filme musical, estaban en el Teatro Alhambra.


Luego se hace referencia a Patakín, como ejemplo de musical malogrado, en efecto una pieza de cine musical con aciertos y desaciertos aunque la balanza penda más a lo segundo. El gran problema del filme es un guión con acento en lo teatral sin tener en cuenta la fluidez cinematográfica, un ABC tantas veces pasado por alto. Aún si la esencia de cualquier representación viene de la tragedia, el drama y más tarde la comedia teatral, el guión cinematográfico no es un libreto, reclama sus propios códigos lejos del lenguaje simbolista de la escena, teatro filmado es otra cosa, bien le conozco por haber estado algunos años en el espacio Teatro ICRT. 

Jim Sheridan, conocido de todos por ser un artífice de ambos lenguajes, obsequió en clase magistral de la EICTV la siguiente revelación: “Teatro es un niño que se sube a una silla, cine es un bebé que la cámara descubre en la cuna”, fue un momento Eureka para el estudiantado que observaba fascinado como el director irlandés se subía a una silla para luego acurrucarse en el suelo, abría una ventana para entender las diferencias.


3/02/2024

La Tolón en CMQ. Los clásicos de siempre (14)


















 
Popurrí de zarzuelas, Gladys Puig, María Remolá y María Teresa Tolón.


El canal CMQ, la referencia de la televisión en la Cuba de los 50's, y uno de los primeros canales de televisión del mundo, fue para mi madre otra gran escuela. Llegar, ensayar, y salir al aire era una aventura maravillosa pero la enorme emoción de estar “En Directo", se ha perdido. A día de hoy, muchos programas que aparecen con la marca de la transmisión en directo - o en vivo - son realmente grabados, el engaño es cosa de todos los días pero el público acepta. No hay cosa más triste que un artista intentando doblar e ir a contratiempo de su propia voz.
La imaginación en los tiempos del ciclorama era maravillosa, quién no adivina tras estas columnas y portalones, las tragedias de las zarzuelas cubanas. Una pena que no tenga el nombre del escenógrafo porque eran cicloramas en realidad muy hermosos.
En la fotografías, La Tolón con la clásica bata cubana de pasa-cintas encarnadas.
Popurrit de Zarzuelas, Gladys Puig, María Remolá y María Teresa Tolón

Tres bellas cubanas, María Remolá, María Teresa Tolón y Gladys Puig

Estampas cubanas en "Álbum de Cuba".

María Teresa Tolón y Los Hermanos Bravo.

La Tolón en el Hotel Riviera, el décor es una instalación original de Rolando López.



 El siempre tradicional y agradecido, “Palmas y Cañas”.

La voz de La Tolón también fue requisitada en las primeras emisiones de Palmas y Cañas, uno de los programas más antiguos de la Televisión Cubana. Famoso por ser el gran palco de los apreciadores y cultores de la música campesina como Celina y Rutilio, Ramón Veloz, Coralia Fernández, Dúo Los Compadres, Inocente Iznaga (El Jilguero), entre otros. 
Por aquel entonces la dirección del programa era del experimentado Antonio Vázquez Gallo, figura no lo suficientemente reverenciada en la cultura cubana teniendo en cuenta su largo historial en los medios. Vázquez Gallo, fue actor, escritor, dirigió teatro, hizo una única incursión en el cine y luego se dedicó exclusivamente a la televisión donde experimentó todos los géneros, dramatizados, aventuras, humorísticos, musicales y el programa de la fotografía por supuesto, Álbum de Cuba.
 

5/07/2013

LAS TOLÓN, La Tolón y el Teatro Martí (13)



Hace algún tiempo hube de echar un vistazo a las fotografías de mis amigos en Facebook, y me llamó la atención una decoración excelente, sobria y llena de glamour. Era el salón de una casa particular y pertenecía a un señor llamado, Filiberto Hebra. Comenté la foto porque me encantó la estancia y porque aparecían además, el amigo Pepe Horta y una actriz que admiro mucho. Quién me iría a decir que unos meses más tarde conocería vía online y a través de nuestro Pepe Horta, al propio Filiberto, señor de excelente memoria y exquisito buen gusto...
Resulta que un joven y bello Filiberto ha sido testigo excepcional de muchas historias significativas de su generación. Viviría por dentro las alegrías, las locuras, y las tristezas de la auténtica fauna habanera de los años 60's-70's. Los jóvenes que "rampeaban" la vida poniendo de moda el paseo que ha subsistido por generaciones: Andar Rampa-arriba y Rampa-abajo para luego detenerse en el Coppelia, colofón victorioso de una aventura que en su época se pagaba con un alto precio.
Y Filiberto Hebra me ha revelado una historia que será vital para este Blog homenaje a la memoria de la soprano lírica, María Teresa Tolón.

Siempre me resultó raro que mi madre no contase con un grupo de fans, esos seres divinos y generosos que siguen a todas partes y con gran fidelidad a sus respectivas divas. La gran y única fan que yo le conocí a mi madre, era su querida tía, Doña Calixta Díaz, la excelente modista del Salón Francés de "El Encanto". Tía Carla era además la chaperona de mamá y claro, me imagino que por mucho tiempo habría de espantar no pocos amigos y hasta muchos admiradores. La Tolón no transnochaba, no fumaba, no bebía y cuando finalmente tuvo su primer hombre y permisos para "salir sola", ya tenía veinticuatro años. 
Todo un récord en un ambiente propicio a la libertad y los placeres, y además, cosa difícil de aceptar en una mujer que desde los 17 años ganaba el sustento y ayudaba a toda la familia con su trabajo. Una mujer que fue estrella de Rodney, no una más, sino figura solista de casi todos los importantes cabarets de La Habana. En una época fue llamada jocosamente "el patrón de prueba de CMQ" porque estaba programada en todo, o en casi todo. Era presencia asidua en el Teatro Amadeo Roldán, en los conciertos del Anfiteatro de La Habana, portada de la revista Cinema, Carteles, etc. etc. etc.
Cómo era posible que mi madre no tuviese un único grupo de fans? 


Portada de la Revista Cinema 1962


Sin embargo, recuerdo que La Tolón me había comentado de un grupo de jovencitos que iban a verla al Teatro Martí casi todos los fines de semana en una de las tantas puestas en escena de por aquella época, donde mi madre interpretaba entre otras cosas, la salida de Cecilia Valdés. Los jóvenes se sentaban en primera fila y se iban dando codazos en los preámbulos de cada agudo. Parece que la excitación era tan evidente que mi madre se dio por enterada y pasadas algunas semanas, La Tolón ya cantaba especialmente para el grupo, y hasta parece que llegó a compartir con algunos de ellos, por lo que más adelante me cuenta Filiberto Hebra...


María Teresa Tolón y una de las peluqueras del Teatro Martí, 
hermana del conocido cantante Vicentico Valdés.




Como preámbulo a "Las Tolón", la historia de La Historia...

Una buena parte del elenco de Tropicana se había quedado en México, y el alma del lugar, "el mago Rodney", también. Los espectáculos nocturnos comenzaban a mermar y yo hago mi aparición en este mundo en pleno ciclón "Flora", un Octubre de 1963. Mi madre había dejado de actuar en cabarets por las razones obvias y en sus últimas apariciones en la televisión ya lucía un embarazo hábilmente ocultado por un diseño que hizo furor en la época, el vestido bombillo. Pero ya he hecho referencia al asunto y he subido fotografías en la entrada: El Maestro Gilberto Valdés. Mis padres se encuentran.

Paralelamente al cierre de Tropicana, se instaura otro gobierno - también en la CMQ -  y no teniendo cabida en el recién creado Teatro Lírico por haberse enemistado con un cierto personaje administrativo (cuyo nombre no vale la pena ni mentar), mi madre se incorpora finalmente al elenco del Teatro Martí.

Candita Quintana, Carlos Pous y otros grandes de la escena cubana, aún continuaban en el teatro de la calle Zulueta y Dragones con un excelente repertorio de sainetes y estampas de zarzuelas, pero también se estrenaban nuevas obras. El Martí aún bullía de público y su escena acogería por un tiempo más a muchos otros actores de gran valía, como Lina Ramirez, Miguel Benavides, Pedro Pablo Astorga, Adolfo Llauradó, Rosendo Lamadriz, Margot de Armas, etc. etc. pero eran los últimos estertores del otrora Martí y las estrellas de su aplaudido, Teatro Bufo.


La Cepilla de Candita Quintana, La Cecilia de La Tolón



María Teresa Tolón y Eduardo Robreño en ocasión del estreno de "Quiéreme mucho", con libreto del propio Robreño y musicalizado por el maestro Gonzalo Roig.

A finales de los años 60's e inicios de los 70's, en una primera etapa y después de la creación del CNC (Consejo Nacional de Cultura), a esta agrupación que sesionaba en el Martí se le dio el nombre de Grupo Teatral Jorge Anckermann, pero quedaría tempranamente disuelto en 1972, en medio de las turbulencias del tristemente célebre, "quinquenio gris".


Candita Quintana, Zenia Marabal y La Tolón, entre otros.




En algún momento el Anckermann pasó a llamarse o lo denominaron, Teatro Popular Latinoamericano, pero parece que de esto solo se acuerdan unos pocos porque he leído reseñas y hasta entrevistas a figuras importantes de este período y todos, o casi todos, elipsan muchísimo esta etapa.

El Teatro Martí cierra sus puertas en 1974. El inmueble se encontraba en un estado deplorable, problemas con la electricidad, innumerables desconchados, la humedad haciendo de las suyas por todas partes, salideros de agua, el techo en peligro de derrumbe, etc. etc. Solo recuerdo en buen estado las cortinas de terciopelo en color rojo vino de los palcos laterales, y las lunetas que un público decente conservó durante décadas. Pero el Teatro Martí cerró no sólo por desidia y abandono, no sólo porque el "quinquenio gris" cobrara sus víctimas, el Martí también cerró sus puertas porque representaba "el teatro viejo de la vieja guardia", toda una generación estaba desapareciendo, y por lo tanto, el Bufo y los sainetes habían dejado de tener sentido. Hasta el maravilloso teatro experimental de los 50's y primera mitad de los 60's, había tomado otro rumbo. El teatro cubano pasó a constituirse - casi por decreto - en grandes grupos con "mega" proyectos, que si bien algunos resultaron memorables, a la larga limitó el trabajo de todos los que no cabían en la nueva estructura. Pero sobre ésto ya se ha escrito hasta el cansancio y yo no tengo nada nuevo que agregar.
 
Eddy Govea, La Tolón y el caracterizador estrella del Teatro Martí

 El Teatro Musical de La Habana pasó a ser el cuartel general de algunos actores que quedaron desplazados con el cierre del Martí, pero allí ni el Bufo, ni las zarzuelas tenían real cabida, el Musical tenía sus propias necesidades y su propio repertorio. La batuta del bel canto pasó a ser representado exclusivamente por la compañía del Teatro Lírico, cediendo además el debido espacio a los títulos de clásicos universales. Me atrevo a decir que la zarzuela cubana murió un poco con el cierre del Teatro Martí.

Si alguien está interesado en nombres de directores, dramaturgos, críticos, directores musicales u otros actores, la información aparece detallada en otros links. Por las razones obvias, el Blog está centrado en el rescate de la soprano lírica María Teresa Tolón, y me reservo el derecho de incluir quien estimo pertinente.
 
 Estando en el Teatro Martí, María Teresa Tolón participa en una decena de obras, aunque más una vez en las pocas reseñas que he encontrado, su nombre es escatimado en el recuerdo de casi todos. Obras como, Quiéreme Mucho, La vida secreta de Don Juan Tenorio, Nueva en esta casa, Zafra, La Pérgola de las flores, La Chacota, El Pagador de promesas, y tantas otras donde mi madre no hacía propiamente, "papeles secundarios". Una veintena de obras refería el triste Curriculum Vitae que a duras penas escribió para la tristemente célebre,  "Evaluación de Artistas".



 
La Tolón en una escena de "Zafra" junto a Candita Quintana


Lina Ramirez, La Tolón y un actor que no identifico.


No puedo precisar con exactitud las fechas, pero sí que fueron temporadas de muchísimo éxito, teniendo en cuenta que la publicidad prácticamente había dejado de existir, y que el teatro cubano sufría el diezmo de la parametración, una herida abierta en la historia de nuestra cultura. Me abstengo de entrar en consideraciones políticas, no es el objetivo del Blog, fueron años turbulentos y castradores para todos. Los artistas sobrevivían como podían...

Yo era muy niña aún, pero tengo fresca en la memoria la etapa de La Tolón en el Teatro Martí, mi madre me llevaba a muchos ensayos y funciones, todo me parecía maravilloso, único, era un ambiente de fiesta, risas, y trajes de fantasía... por dentro muchos de aquellos actores la estarían pasando realmente mal, pero una niña no podía ver más allá de los rostros y de una noche que se iluminaba con las candilejas.

Los salarios ya no eran los mismos y a alguien se le ocurrió hacer la famosa "vaquita". Todos los meses se le entregaba al elegido del sorteo, diez o veinte pesos, no recuerdo la cantidad exacta. La vaquita era esperada con mucha ilusión por todos ya que el afortunado podía disponer de una cantidad extra para los avatares del mes. También se hacían intercambios de regalos por las navidades y la gente del teatro se esmeraba con los colegas, recuerdo que mi madre comentó mucho de una maravillosa lámpara Art Decó, original, que alguien llegó a regalar en uno de aquellos sorteos.

 
La Tolón, al centro, con vestido en plumillas.

La escasez ya estaba instalada y en esta puesta en escena, los vestidos eran de las propias actrices y bailarinas. El vestido en plumillas azul y blanco, había sido confeccionado para mi madre por Julián, un modisto excelente a quien conocí de niña y que vivía en la misma calle de Virgilio Piñera. Julián dejó una huella imborrable en mi vida porque cuando comenzaron los problemas con la ropa, la tía Carla ya había fallecido, y él se encargaría del ropero de mi madre hasta que paró de costurar. Recuerdo que él me hizo mi primer sobretodo de invierno, un abrigo color de rosa con un tejido de pana que él había conservado por años.

De aquella etapa en el Teatro Martí recuerdo especialmente a los actores Pedro Pablo Astorga, a Rosendo Lamadriz, y a su esposa, la pianista Karelia Escalante, porque todos eran íntimos de La Tolón y nos visitaban en casa. Recuerdo perfectamente a Adolfo Llauradó porque era siempre muy exhuberante y daba sonoras carcajadas y grandes besos a todos, recuerdo al bello Eddy Govea, un actor y bailarín gran amigo de mi madre, a quien yo amaba con secreta inocencia.
Recuerdo muy bien a la gran actriz Margot de Armas, quien conformara uno de los más inolvidables monólogos del teatro cubano, Lolita tiene un brillante, personaje de la obra, La Chacota, del dramaturgo Nicolás Dorr, y dirigida por su hermano Nelson Dorr. Si mal no recuerdo, La Chacota tuvo varias versiones y cada noche el lleno era total.
Me recuerda ahora uno de mis actores favoritos, Jorge Cao (hicimos con él tantísimos Teatros, en el dramático de la televisión cubana) que él también estuvo con La Tolón en el Martí, en Tambores, la primera obra de Carlos Felipe, dirigida por Modesto Centeno. 
 Recuerdo con mucho cariño los ensayos de "La  Pérgola de la Flores", donde me preguntaron si yo quería ser actriz y yo dije que no, porque sentía más curiosidad por el trabajo del señor que decía a todos lo que tenían que hacer. Era el director y dramaturgo Humberto Arenal. Años más tarde reencontraría a Humberto en algunos festivales de teatro y siempre me preguntaba... y qué se hizo de tu madre? Dónde está La Tolón que no aparece nunca? 

En mi memoria del Teatro Martí los gatos de Candita Quintana merodeando por todas partes, según la propia Candita el teatro no tenía ratones gracias a sus "niños", pero no eran tres o cuatro gatos, era una verdadera legión felina.
Recuerdo el camerino de Zenia Marabal, otra excelente actriz también fallecida recientemente, quien volviera a brillar en la  Habana Blues de Benito Zambrano.

Imborrable la cafetería del lateral porque aún se encontraban refrescos y alguna que otra marquesita. Recuerdo el segundo y ultimo piso, donde ya casi nadie se sentaba porque el público se concentraba en la platea y primera planta, y también porque estaba prohibido circular en determinadas zonas. Allí estaban además algunos salones de ensayos y las oficinas del teatro. 
Recuerdo el gran palco a la derecha del escenario - mi lugar favorito - desde donde vi, noche tras noche, tantas y tantas representaciones. Recuerdo los camerinos de los bailarines donde me estaba prohibido subir, las escaleras eran muy empinadas y con abiertos al vacío en la parte trasera del escenario; los de maquillaje y peluquería estaban justo detrás del escenario, al centro.

También por el patio lateral se podía llegar a los camerinos, la puerta allí estaba generalmente abierta y los actores se paraban allí a refrescar o fumar. Más de una vez vi allí a Candita tirando comida a sus gatos. Recuerdo un bebedero antiguo de color castaño obscuro en una de las esquinas cercanas a los baños. 
Todos detalles triviales, pero tan presentes en mi memoria, era un teatro colosal, con una historia enorme...

Mi madre y yo en una de las esquinas del escenario del Teatro Martí

Es curioso, pero buscando reseñas sobre el Teatro Martí, los textos y las fotografías que encuentro hablan de su construcción, de los inicios del teatro, de las grandes estrellas de los 30's y los 40's, del Bufo que allí se representó, de sus temporadas de zarzuelas, pero poco más. Es como si de golpe, los finales de los 60's e inicios de los 70's, no existieran más en la memoria del teatro.


La Amalia Batista de María Teresa Tolón

Por aquella época mi mayor gusto era repasar con mi madre los diálogos de las obras porque leía muy rápido y era una lectora aventajada para mi edad. Yo le daba el pie para su personaje, ella decía su bocadillo y así sucesivamente íbamos repasando el texto hasta que ella se lo aprendía de memoria. Tengo que recordar que muchas veces esto se hacía mientras mi madre lavaba interminables palanganas de ropa porque la máquina de lavar (americana) había dejado de funcionar, y las Aurikas rusas aún tardaban en aparecer. A pesar de que su salario - que pasó a ser no sin cierto eufemismo "histórico" por ser una artista "de antes" - le permitía un cierto desahogo financiero, en mi casa nunca hubo empleada doméstica porque mi madre lo hacía todo. Tuvimos en una época un cocinero de nombre Modesto, era más bien un antiguo amigo de la familia y al morir nos dejó huérfana la cocina. Cocinar era la única cosa que mi madre no hacía y aunque tuvo que aprender por necesidad imperiosa a los 45 años, siempre salaba o quemaba los platos. Su frase favorita era: Yo soy artista, no cocinera!

Esta es mi memoria de aquella época y del Teatro Martí... Pero Filiberto Hebra me ha corrido un velo que podría explicar algunas cosas! 
Aquí les va la carta, un texto revelador, sincero y muy bien hilvanado porque Filiberto además de diseñar o decorar, escribe de maravilla. Hago elipsis naturalmente de los nombres de algunos implicados - como él justamente exigió - ya que no contamos con la autorización de todos para el efecto.

Y ahora sí, "Las Tolón"


Hola Hortensia. Soy Filiberto Hebra, el amigo de Pepe. Me habló de tu mamá María Teresa y le conté un poco de Las Tolón; todos ellos era amigos míos después de un tiempo porque entonces yo era muy jovencito y ellos bastante elitistas como para dejar entrar en su grupete a un menor de edad. Yo hacía mis primeros "pininos" en la vida gay de aquella Habana de finales de los 60's (aproximadamente). Las Tolón se extendieron hasta los 70's, cuando todos empezaron a irse del país. El nombre surge, por supuesto, porque al principio solía salir aquél grupón de pájaros con tu mamá, sobre todo a Nigth clubs y cabarets. Luego ya salían ellos solos pero quedaron bautizadas como "Las Tolón", para siempre. Me acuerdo de ella porque aparecía en TV cuando yo era niño y tengo especial debilidad - qué raro! - por las vedettes y el mundo pop de aquella época.
Te he escrito vía privada pues algunos siguen vivos y, aunque ya raramente los veo, no quiero hacer públicos sus nombres. A los que han muerto les agrego una crucecita al final:

Mateo el gordo ( La Partera) +
... La Tamal
Reinaldo Arenas (no necesitaba apodo) +
Jorge Toranzo (La Tora) +
Richard López (Cuca West) +
...Ñica Paraíso
... Truca Pérez
... Jorge Guardado +
... La Miranda (creo que murió y era profesor de la Alianza Francesa)

Hay otro gran amigo que veo frecuentemente y vive aquí en Miami.

Muchas veces la policía nos recogía por horas cuando hacían redadas, que eran muy frecuentes. Recuerdo perfectamente aquel hato de locas avanzando - y arrasando - Rampa arriba y Rampa abajo - Ya muy tarde hacíamos grupos y diletábamos sobre cualquier libro prohibido o la última película sueca que habíamos visto en la Cinemateca sin subtítulos en cualquier idioma.
Esto era por lo general en los jardines de Coppelia y, a veces, en la propia estación de policía.
Yo recuerdo que me impresionaba mucho cuando hacían cuentos de sus visitas a Virgilio, a quien solamente conocí una vez porque me llevaron como "mascota" del grupo a su casa.
Gracias por el piropo sobre mi apartamento, eso fue hace poco y la que ves en primer plano es Daisy Granados cuando vino por acá la última vez. Yo soy el que está al fondo sentado y lidiando con la música en la computadora. Ya visité el blog que hiciste sobre tu madre. Puedes hacer referencia en él a Las Tolón pero, por favor, no menciones el nombre de los que quedan vivos pues no les he pedido autorización para contarte esta  historia.

Un beso para ti, quizás algún día nos conozcamos en persona. A mí me puedes mencionar si te parece, nunca estuve metido en ningún closet, simplemente porque todos estaban ya muy llenos de mariquitas.
Un abrazo.
Fili

Ahora ya sé quiénes eran el grupo de fans que iba a ver a mi madre al Teatro Martí, nombres que la honraban y que ahora conociéndoles, me honran todos, enormemente.
Y que más agregar después de una carta maravillosa y tan bien escrita, simplemente gracias, mil gracias mi querido Filiberto Hebra! Y gracias, muchas gracias a Las Tolón, donde quiera que estén! 
En la próxima entrada vuelvo a los estudios de CMQ, con más anécdotas y fotografías...

1/14/2013

Escenarios improbables (12)


                                          La Tolón en "Sangre Africana" de Gilberto Valdés
                                                              Producción de CMQ

Esta entrada está dedicada a la creatividad de la escenografía cubana, poco mentada pero igualmente extraordinaria. A a día de hoy e infelizmente, la escenografía cubana está en franco deterioro y sin la posibilidad de renovarse, y es que con el paso de los años y el uso, el otrora riquísimo almacén de atrezzo de la televisión cubana mermó sus reservas considerablemente. En casi todas las producciones lo mismo televisivas que cinematográficas, se recicla y se recicla a golpe de maestros y diestras manos que hacen renacer lo imposible.
Recuerdo la gran excepción que fue "Un hombre de éxito" de nuestro querido Humberto Solás, donde el genio de un Derubín Jácome logró maravillas en la Dirección de Arte. En aquél filme me recreé con La Habana elegante, aquella misma que recordaba de las fotografías de mi madre.

En la imagen siguiente, un ciclorama sencillísimo pero en gran estilo, nos remonta al pregonero en su paso por las calles de la ciudad.

Pregón "El frutero", de Ernesto Lecuona


Pero ahora presten atención a la escalera, el pequeño estanque de peces y las palmitas que se adivinan. Dónde estamos?


Otra estampa cubana de la Cecilia Valdés


Alguien podría adivinar el escenario de esta producción? Creo que solo los nostálgicos o nuestros abuelos podrían recordar cuál era el elemento natural de estas fotografías, un pequeño estanque con pececitos de colores. Un espacio sin carácter y colindante a una cafetería se convertía en una lujosa  plataforma. El juego de luces se proyectaba sobre una escalera recortada, creando un efecto de profundidad. Era una producción para televisión donde asistía numeroso público, aunque este no era convocado, eran los habituales de la cafetería y los vecinos del edificio más emblemático de la ciudad: El Focsa.
Sí señores, este espacio irreconocible es el diminuto patio interior en la planta baja del Focsa.

Si alguien adivinó, me gustaría saber el por qué, prometo subir su comentario a la entrada.




Otra escenografía de relieve, la perspectiva del ciclorama te sitúa en la típica plaza colonial.

         

Desconozco que cantaba La Tolón en esta fotografía, pero el tocón de un árbol seco, vestimenta, collares, etc sugiere... Sangre Africana?

Otra vez interpretando a Lecuona en otro escenario sorprendente, ciclorama en el Lobby del  Hotel Riviera.

La gracia y la elegancia sin par de la soprano lírica, María Teresa Tolón


 Continuará....

La Tolón en CMQ, Una profesional (11)


Germán Pinelli y María Teresa Tolón en San Nicolás del Peladero

CMQ, la novísima televisión cubana de los años 50 era palco habitual para La Tolón. Sus primeras apariciones datan del programa "Estrellas Juveniles" de Lydia de Rivera, ya abordado en la entrada 1952-1956. Sus inicios (II).

La pequeña pantalla era un hecho reciente para muchos países del orbe, pero Cuba contaba con una programación desde la fecha de su inauguración en 1950. Cuando pienso en lo que esto debió haber significado para la islita del Caribe, no puedo menos que admirarme.

- "Hubo una época en que me llamaron jocosamente el patrón de prueba de CMQ porque estaba en todas!" Le gustaba comentar a menudo. Mi madre hablaba siempre con mucho cariño y admiración de los directores con los que trabajó en aquella etapa, en especial de Joaquín M. Condall, Amaury Pérez y Sirio Soto, entre otros. Son los nombres que más recuerdo o fijé, tal vez porque dos décadas más tarde, coincidí con Soto y Condall en el ICRT. Nunca les dije de quién yo era hija.

San Nicolás del Peladero

La gracia de La Tolón














Producción de CMQ, "Tarantela Siciliana"


Otro ingenio de la escenografía cuando la televisión era de cartón.

Producción de CMQ "Bali Hai"
La Tolón lista antes del comienzo de la grabación, concentrada, tal vez rezando.



La Tolón en "Álbum de Cuba"

Estampa de Zarzuela
Fin de Semana en TV

Y es con renovadas fuerzas que retomo el Blog un año después de haberlo iniciado. Finalmente he podido revisar los textos de principio a fin, desde la redacción apresurada al calor de las emociones de mi pérdida, hasta pequeñas precisiones de carácter cronológico.

Doy las gracias a los nuevos lectores y a todos los amigos que han visitado la página, pero obviamente hay cosas nuevas, he recordado episodios y ahora está algo más, "compuesto". 

Agradezco de manera muy especial a la actriz y cantante Yolanda Farr, primero por su maravilloso Blog, segundo porque ha vuelto a inspirarme y tercero porque de manera excepcional, viviendo en la misma ciudad, y frecuentando los mismos colegas, ellas no se conocían.  
Les dejo aquí el enlace porque es un Blog extraordinario y rico en revelaciones: Yolanda Farr

Gracias también a Pepe Horta y al Canal Nostalgia, por dar publicidad a estas páginas.

Continuará...