4/08/2011

La Tolón 1950 - 1956, sus inicios. (2)


María Teresa Tolón cantaba desde niña, nació con el don y hablaba siempre del talento natural, de la sensibilidad, la intuición, ... - "puedes aprender a vocalizar, pero si no tienes pulmones no hay nada que hacer...  por mucha escuela que tengas m'ija, no se llega lejos. No se estudia para artista, el artista nace, claro que si un talento natural aprende la técnica, pues mucho mejor!" 
Siendo una adolescente cantaba como solista en el coro de una concurrida iglesia del Vedado y fue avistada por una "cazadora" de talentos de la época, la Sra. Lydia de Rivera. Ella propia otrora soprano y profesora de música, esperó el final de la misa para proponer su escuela a aquella frágil joven con voz de oro.
 La reacción de abuelo Felipe no se hizo esperar:  Artista?? Ni pensar!!! Esto es una casa decente y aquello es una profesión de libertinas! Primero muerto a que una hija mía denigre el nombre de la familia!
De nada valió que la propia Lydia hablara con él y que María Teresa le rogara cientos de veces. Abuelo se negaba a pagarle la escuela aunque la familia vivía con algunas comodidades. Abuelo Felipe, todo un personaje de un metro y noventa, sombrero de pajilla y traje de "dril 100", tenía un par de casas de juego y un pequeño negocio inmobiliario con algunos apartamentos, pero estaba rotundamente decidido a no gastar un centavo en la escuela de música para una de sus hijas. Todo parecía indicar que el sueño de mi madre acabaría en la tiranía familiar. 
Pasó un año completo y la profesora la volvió a encontrar, esta vez cantando el Ave María en el matrimonio de una amiga de la familia. El cuchicheo en la iglesia al terminar la ceremonia, no era el traje de la novia, sino "la mulatica" del coro que había interpretado un Ave María inolvidable. Entonces una decisión de la profesora cambió el rumbo de la vida de mi madre...
 - "Pues muy bien, si tu padre no te quiere pagar la escuela, yo te beco gratis. Pero solo te puedo dar las clases cuando termine con el resto de las alumnas". "Y no te puedo dar una hora fija, a veces termino tarde y otras más temprano". Mi madre llegaría a esperar hasta cinco horas con el estómago vacío, para recibir su clase.
Pero para ella no podía haber tenido mejor suerte, en sus recién estrenados quince años, era un regalo del cielo aquella beca con una prestigiada profesora.

Las represalias en casa no se hicieron esperar. Abuelo Felipe era conocido por su rigidez y despotismo, mantenía así un control férreo sobre su esposa Hortensia, mi abuela, y sus nueve hijos. 
- Quiere ser artista? Pues ni un centavo para el tranvía y ni un pan con timba para la merienda. Ya desistirá!  

Pero María Teresa no desistió.  Todos los mediodías, apenas con un desayuno en el estómago, atravesaba a pie el barrio del Vedado para asistir a las clases de canto.  Años más tarde me contaba con mucha tristeza que abuelo mandaba a cocinar el almuerzo después que ella salía de casa, nunca olvidaría aquél episodio. Pero se hizo cantante, soprano lírica, como siempre soñara. Ella no quería ser otra bolerista, ella quería ser soprano, una verdadera Diva.  

Sus primeras apariciones datan de la archi conocida, "La Corte Suprema del Arte".  La gente de la época recuerda el famoso concurso donde tocaban una estridente campana, si el concursante no conseguía el consenso del jurado. La Tolón vencería en varias oportunidades, siendo convidada después a muchísimos programas radiales de la época.
 






Las fotografías de estos primeros años nos muestran una jovencita 

vestida de mujer, pero llena de timidez

A todas las sesiones, los ensayos, las presentaciones, pruebas de vestuario, etc, iría siempre acompañada por Carla, su tía abuela, la única persona en estimularla y dedicarle horas de consejo y comprensión. La recuerdo muy bien, era una señora de piel oscura, ojos muy grandes y manos finísimas. Era una de las costureras estrellas del Salón Francés de "El Encanto", la famosa tienda por departamentos, de las primeras en su género. Éste era el secreto de la elegancia de María Teresa Tolón. Una tía abuela que la vestía y la calzaba diariamente, porque como la niña sería artista, no podía repetir vestidos (de donde habré heredado el gusto por los trapos?).
Mi madre me contaba que Tía Carla era tan buena, pero tan buena en la costura, que cuando veía en algún filme un vestido que le gustase mucho, al día siguiente lo tenía pronto para la sobrina. Tía Carla la acompañaría siempre e invariablemente, hasta comienzos de los años 60. Mi madre fue conocida en el medio como "La figura elegante", por su buen gusto en el vestir. Muchas veces me dijo con orgullo... "Tu madre fui pionera de muchos figurinos de moda".


Al respecto y por contraste, hay una anécdota muy particular que tuvo efectos muy nefastos para mi mamá. María Teresa tenía un pie bastante grande para su tamaño. Medía un metro y sesenta y seis centímetros y calzaba un treinta y nueve. La tía Carla había leído en cualquier parte que los pies de las japonesas se reducían encogiendo los zapatos...! y pasó a comprarle a mi madre un número menor, a veces un número y medio. Imaginen aquella tortura en tacones y puntas finas. Mami padecería de callos para toda la vida, pero eso sí, nada de caminar coja... Y bien erguida, que la dignidad había que mantenerla por sobre todas las cosas.


Radio Mambí
Radio Mambí

  
 LA PROFESORA LYDIA DE RIVERA Y EL CONJUNTO VOCAL


 La profesora de canto Lydia de Rivera, había sido esposa, novia o simplemente amiga de Alejo Carpentier (en todos los documentos que he investigado ninguno me atesora la luz), a quien había conocido en sus presentaciones en París, en los años 30. Según cuentan, Alejo le traspasó un selecto círculo de amistades con sólidas influencias.
La profesora Rivera tenía la mar de contactos en todas las emisoras del país, la prensa escrita y una excelente y poderosa manager, en la persona de su hermana, la Sra.  Noemí E. Garri. Como si esto fuera poco, tenía además un programa en la naciente y floreciente televisión cubana, con el nombre rimbombante de "Estrellas Juveniles de Lydia de Rivera". Allí presentaba todos sus "descubrimientos" vocales y no tardó en aparecer la estrella del conjunto, María Teresa Tolón, una soprano de apenas diecisiete años!  


Una de las primeras fotografías del Conjunto Vocal Lydia de Rivera

Otra de las formaciones del Conjunto Vocal, La Tolón frente al micrófono.


En las fotografías de la época aparece una María Teresa aún por pulir pero igualmente sobresaliente. El grupo se hacía y se deshacía constantemente alrededor de la figura de La Tolón y por diversos motivos. Algunas niñas "bien", se lamentaban que no podían tolerar que la estrella del grupo fuese una negra y otros se iban porque consideraban que el salario que recibían de la directora del grupo, era inexistente; cosa ésta que María Teresa descubriría solo años más tarde, durante mucho tiempo mi madre trabajaría prácticamente de gratis. El caso es que las sopranos, los barítonos, los tenores y las mezzos se sucedían en el Conjunto Vocal de Lydia de Rivera a la velocidad de la luz, pero la estrella del grupo se mantenía allí, imperturbable.




- "Fíjate si Lydia confiaba en mí, que una vez vino a la casa un vendedor y estábamos con el grupo ensayando y ella me pidió que fuera al cuarto y le trajera el dinero que había en la gaveta de la cómoda". Le entregó una llave que llevaba siempre colgada del cuello con una cadena de oro.
Cuando mi madre abrió el cierre de la gaveta, el espectáculo eran decenas y decenas de mazos de billetes, ordenados por cantidades a lo largo y ancho de la gaveta de una cómoda enorme. Cuando mi madre años más tarde le contara a Noemí, el episodio con su hermana, ella simplemente rió a cajas destempladas - No puedo creer que Lydia te haya dado la llave de la cómoda! 

Mi madre me contaba que en todos esos años, Lydia jamás pagó un centavo como debía al Conjunto. Todo era para gastos de publicidad, vestidos de espectáculo y cosas por el estilo, era sí una excelente profesora, pero de una avaricia enfermiza. Mi madre le estaba muy agradecida por la beca de canto que Lydia "desinteresadamente", le otorgara y mi madre, ingenua toda su vida, pagaría con creces, el gesto.



En fin, que de dinero, nada... hacía algunas cosas en radio que le reportaba alguna ganancia extra, pero poco más. 
No echaba mucho en falta las carencias porque continuaba viviendo con sus padres, "era una señorita" y claro, tenía que continuar bajo custodia paterna y con la tía Carla de chaperona que la acompañaba a todas partes. Y Así fue hasta sus 24 años. Mi madre cuando me contaba esto decía - "M'íja como perdí tiempo y buenos partidos".


Un mercado persa, producción para CMQ

De estos años lo más sobresaliente fue la gira que hizo con el Conjunto Vocal Lydia de Rivera a Latinoamérica. 
Fue una gira que la llevó por varios países, presentándose en diversos escenarios, de la Radio, la TV, Teatros y los Cabarets mas famosos de la época. Fue una experiencia inolvidable para mi madre, era la primera vez que salía del entorno familiar y no faltaron las recomendaciones y atenciones al cuidado de no perder la decencia y la virginidad. 
Noemí E. Garrett, la manager, prometió solemnemente al abuelo Felipe que tomaría cuidado de la señorita.

Hay un par de anécdotas de este período que ella me comentó en más de una oportunidad. Estando en Venezuela en una de las salidas que hicieron a Maracaibo, encontraron a unas indias auténticas, sentadas en la esquina de una plaza donde estaba el hotel. Había una multitud de turistas que se había conglomerado alrededor de "las visitantes" y ellas se negaban a ser retratadas, ocultando el rostro cada vez que alguien se acercaba con una cámara. Mi madre se dirigió a las indias y les pidió de favor si podía hacerse una foto con ellas. Las mujeres la miraron extrañadas pero no dieron respuesta... María Teresa hizo otro intento y con mímica, frotando su dedo sobre la piel, dio a entender que eran iguales. Las indias sin sonreír, le hicieron un hueco a mi madre junto a ellas, y ahí está la imagen para el recuerdo. Era una de sus fotografías preferidas.


Con las indias "guajiras" en Maracaibo
                                             
Hay otra famosa anécdota de Venezuela... una tarde antes del show de TV en el Canal 4 de Caracas, las tres jóvenes sopranos del grupo fueron a dar un paseo por las llamadas "Torres del Silencio". Los edificíos estaban recién construidos y eran la última atracción en Caracas. Entraron a una joyería lujosísima y experimentaron todo, absolutamente todo. Era una época donde las cantantes usaban prendedores, sortijas, pendientes, collares, pulseras y todo lo que pudiera cargarse. María Teresa se probó un brazalete de oro macizo con tres grandes piedras, un agua marina, un rubí y una esmeralda: "M'ija en toda mi vida no volví a ver una joya como aquella, ni siquiera en New York!". Las jóvenes miraron, rebuscaron y viraron la tienda al contrario y se marcharon, como es evidente, sin comprar nada. Regresaron directamente al estudio para el Show de TV, que era con público.



Canal 4, Caracas.

 Durante la función, mi madre reparó que en la mesa donde estaba Noemí, la manager, había un señor muy elegante que la miraba todo el tiempo. Al terminar la función la manager entró al camerino... - "María Teresa tienes un admirador que no sé en que momento habrás conocido y te ofrece esto". Noemí le tendió un estuche. Mi madre por supuesto lo reconoció enseguida y abrió la caja de terciopelo; allí estaba el brazalete que se había probado por la tarde en la joyería de Las Torres del Silencio. Todo parecía indicar que aquél hombre había estado observando a las jóvenes en su visita a la joyería. - "M'ija  te juro por Dios que no vi a a nadie, siempre había un grupo de curiosos alrededor de nosotros, porque se nos dio mucha publicidad y estuvimos durante semanas en la televisión, pero jamás intercambiamos palabras con nadie". 
Y allí estaba mi madre con la joya más cara que había visto en toda su vida, de boca abierta y sin dar crédito a sus ojos. La manager le habló abiertamente: - "Sabes que si aceptas el brazalete, tendrás que aceptar otras cosas... piensa en tu familia...", mi madre recusó el regalo, regresaría a Cuba, virgen y sin brazalete. Riéndose me comentaba años más tarde: "M'íja cómo me arrepiento! era el dueño de los aserradíos del Norte de Venezuela y quería casarse conmigo". La anécdota daba otro filme, porque esta fue otra gran virtud de mi madre, pocas veces conocí persona más generosa y desinteresada que ella, no era perfecta - y quién lo es? -, pero su calidad humana fue una constante en su vida.


En República Dominicana 












                                

Al regreso de la gira el grupo se deshace otra vez. La directora estaría preparando una nueva tourné, de esta vez por Europa y "no podía" pagarles los espectáculos que habían hecho durante el periplo. Habían sido tantos "los gastos..."! María Teresa estaría con el Conjunto Vocal apenas un año más.

Una tarde, pasados unos meses después de la gira, mi madre llegó a casa de la directora del grupo y escuchó de casualidad una discusión entre ella y su hermana Noemí 
- "Lydia tu egoísmo no tiene límites, María Teresa no se merece lo que le estás haciendo..." 
Se quedaron de piedra cuando salieron del escritorio y la vieron sentada en la sala. Mi madre no comentó ni preguntó nada, durante muchos años se limitó apenas a su trabajo, no tenía ego de artista, siempre fue la persona más simple y humilde del mundo, extraño en su condición pero los que la conocieron saben que no miento.

María Teresa estaba tan agradecida a su maestra, la persona que la descubrió... Pero luego, las casualidades harían su parte. Esa misma tarde, el Conjunto actuaba en un programa de TV y mi madre encontró a la salida de CMQ un director de televisión, (el nombre no recuerdo) que se le acercó y le dijo: - María Teresa, Rodney lleva meses pidiendo a Lydya de Rivera su permiso para contratarte en la nueva producción de Tropicana y Lydia le dice que contrata al grupo completo o no contrata a nadie. Mi madre de repente lo comprendió todo.
Todo parecía indicar que no era la primera vez que esto sucedía. Mi madre se fue enterando sucesivamente de otras tantas propuestas que jamás llegaron a sus oídos. Como es evidente la salida de mi madre del Conjunto Lydia de Rivera fue en medio de una crisis total, donde recibió epítetos de todo tipo, incluido el de ingrata y desleal.
Nunca más la volvería a encontrar.

Mami deja de ser María Teresa y se convierte en La Tolón. Inicia su gran debut en Tropicana donde realizó varios espectáculos siempre bajo la dirección de Roderico Neyra RODNEY. Después le siguieron El Copa Room del Riviera y el cabaret del Habana Libre, Sans Souci, incontables programas en CMQ, el teatro García Lorca, el Amadeo Roldán y así sucesivamente. Fue incansable y solo tenía ojos para su carrera y su familia. 

Todavía vivía con la retahíla de hermanos y sus padres en el caserón del Vedado, cuando mis abuelos se separaron después de cuatro décadas de vida en común. Mi señora madre asumiría en su totalidad los gastos familiares, lo mismo si la inmensa mayoría de sus hermanos ya trabajaban y tenían su vida hecha.
 A la luz de tantos años creo firmemente que su pasión ciega a una familia, que no la consideraba, fue uno de sus grandes errores. No voy a lavar trapos sucios en público y menos las intimidades familiares, pero fue una realidad.
Mi madre era capaz de todo por los suyos, no sé que rara mezcla de amor y "espíritu siciliano", de clan mismo, la seguía a todas partes. Raras eran las artistas que no fumaban, que no bebían y que ni siquiera hacían vida social o fiestas de farándula... mi madre era una de ellas, del trabajo para la casa y de la casa para el trabajo.
Esa era su vida...  invariablemente.

Pero esto que sigue será en la próxima entrega...